sábado, 3 de noviembre de 2007

La Batalla de Flores

El mes de julio, en Valencia, se celebra con fiestas especiales: corridas de toros, concursos de bandas de música, una feria para disfrute de niños y de mayores, exibiciones aéreas, carreas de bicicletas, y muchas cosas más.

El final de todas las fiestas es una ‘batalla de flores’. Se trata de un desfile de carrozas financiadas por falleros y entidades oficiales o particulares.

La batalla en sí consiste en arrojarse flores unos a otros, desde las carrozas al público y viceversa. Es una guerra incruenta, alegre y festiva.

Todo lo escrito anteriormente es para explicar lo siguiente. Como siempre había muchísima gente en ese desfile, mi padre (que siempre llevaba a mis dos hijos a ver la batalla) cogía una pesada escalera de madera de unos dos metros de longitud que al abrirla formaba en la parte superior una pequeña plataforma de 30 por 60 centímetros. La llevaba sobre su hombro y marchaba caminando con ella y los dos críos unos dos kilómetros hasta la Alameda.

Luego nos contaba que la gente, al verlo, lo miraban sorprendidos y sonreían, pero cuando abría la escalera y los niños subían a lo alto, para acomodarse allí y ver sin ninguna molestia la cabalgata, la gente se le acercaba para pedirle que les dejaran subir a alguno de sus peldaños. Decía él que entonces ya no reían al verlo cargado con la escalera.

Siempre fue hombre fuerte y animoso.

Tu hijo Ramón.


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